Apuntes en torno a la VIII Cumbre de las Américas: «plan contra plan».

Por Abel González Santamaría
Los latinoamericanos y caribeños hemos vivido en la última semana días intensos, con sentimientos encontrados, entre indignación y alegría. Gracias al excelente trabajo de los profesionales de la prensa revolucionaria y progresista, el mundo pudo conocer en vivo y en directo la verdad de lo ocurrido en la VIII Cumbre de las Américas. «A un plan obedece nuestro enemigo: -recordaba Martí en Patria el 11 de junio de 1892- de enconarnos, dispensarnos, dividirnos, ahogarnos. Por eso obedecemos nosotros a otro plan: enseñarnos en toda nuestra altura, apretarnos, juntarnos, burlarlo, hacer por fin a nuestra patria libre. Plan contra plan».
Y eso fue lo que ocurrió en Lima, Perú. El gobierno de Estados Unidos desde los preparativos de la Cumbre intentó resucitar la Doctrina Monroe, amenazó militarmente al Gobierno constitucional de Venezuela y lo excluyó de participar en el evento, y recurrió nuevamente a su principal instrumento de dominación en la región para agudizar las contradicciones entre sus países. Ese es el nefasto papel que continúa jugando la Organización de Estados Americanos (OEA), desde su creación en 1948.
Por momentos parecía que había dos Américas, dos realidades distintas. Una en defensa de la independencia y la integración genuinamente latinoamericana y caribeña, y otra hegemónica a favor del neoliberalismo y el uso de la fuerza. De ahí que la finalizada Cumbre dejó algunas aristas para reflexionar y mantener el «plan contra plan» en un escenario que se torna complejo para la región:
  1. Los movimientos populares y sociales demostraron su capacidad de movilización y a
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    ctuaron unidos. Se logró realizar la Cumbre de los Pueblos, con una amplia participación y debate de la población autóctona, jóvenes, sindicalistas, grupos sociales y partidos políticos progresistas de toda América Latina y el Caribe. En la Declaración final del evento se condenó el neoliberalismo y la injerencia en los asuntos internos de las naciones, se apoyó al Gobierno de Venezuela, se exigió la eliminación del bloqueo económico contra Cuba, se reclamó la libertad del mandatario Luiz Inácio Lula da Silva y se repudiaron las recientes acciones belicistas de Estados Unidos contra Siria. En la clausura la cultura cubana estuvo a la altura de estos tiempos al ritmo de Elito Revé y su Charangón.
  2. Los representantes de Cuba a los Foros Paralelos de la Cumbre de las Américas obstaculizaron oportunamente las maniobras imperiales y de la contrarrevolución. La fi
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    rme denuncia de los representantes cubanos obligó a retirarse de la sala, donde se desarrollaba el diálogo de los representantes de la sociedad civil y los actores sociales, a la OEA y a los mercenarios pagados por el gobierno de Estados Unidos, que emplea 20 millones de dólares en fondos para la subversión en Cuba, como parte del presupuesto estadounidense para el año fiscal 2018. Se ratificó que Cuba no dialoga con terroristas ni mercenarios, que tantos crímenes cometieron contra su pueblo y provocaron la muerte de 3 478 cubanos y dejaron a 2 099 incapacitados.
  3. Los gobiernos revolucionarios y progresistas denunciaron la exclusión de Venezuela y ratificaron su compromiso en la lucha contra la corrupción. Durante la sesión plenaria de la Cumbre de las Américas los jefes de las delegaciones oficiales reconocieron además la necesidad de lograr la unidad dentro de la diversidad, enfatizaron que el diálogo pacífico debe ser la vía para solucionar los problemas entre las naciones y señalaron que la promesa de erradicación de la pobreza sigue sin cumplirse para millones de personas en el continente. El presidente boliviano Evo Morales condenó las sanciones unilaterales y las amenazas de invasión de Estados Unidos a Venezuela, y exigió el fin del bloqueo contra la Mayor de las Antillas.
  4. Cuba habló en nombre de los legítimos intereses de los pueblos de América Latina y el Caribe. El canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla durante su intervención reconoció que Nuestra América, martiana y bolivariana, continúa siendo saqueada, intervenida y vilipendiada por el imperialismo estadounidense. Alertó del peligro del retorno al uso de la fuerza, la imposición indiscriminada de medidas coercitivas unilaterales y de golpes militares cruentos. Ante ese escenario invocó a la Proclama de la América y el Caribe como Zona Paz, firmada por los Jefes de Estado y Gobierno en 2014.
También señaló que la exclusión del Presidente Nicolás Maduro Moros de la Cumbre es una afrenta a todos los pueblos de Nuestra América y un retroceso histórico impuesto por el actual gobierno de los Estados Unidos. Al finalizar, el ministro de relaciones exteriores de Cuba lanzó un mensaje que sintetiza el compromiso del pueblo para el próximo 19 de abril: «Las cubanas y cubanos, especialmente los más jóvenes, estrechamente unidos al Partido de la nación, fundado por Martí y Fidel; junto a Raúl, conmemoraremos firmes, seguros y optimistas la victoria contra la agresión mercenaria de Playa Girón».
  1. Estados Unidos mantiene vigente la Doctrina Monroe para ejercer dominación y hegemonía sobre Nuestra América. Durante los preparativos del evento el entonces Secretario de Estado, Rex Tillerson, a la víspera de su gira por cinco países latinoamericanos y caribeños, retomó en su discurso el eje central de la concepción geopolítica estadounidense hacia la región desde el siglo XIX de que no necesitaba «nuevos poderes imperiales» en su traspatio: «algunas veces olvidamos la importancia de la Doctrina Monroe y lo que significa para nuestro hemisferio por lo que creo que es hoy tan relevante como cuando se escribió».
  2. El gobierno del presidente estadounidense Donald Trump privilegia el uso de la fuerza y relega a un segundo plano la diplomacia. En los meses previos al evento amenazaron con intervenir en Venezuela y estimularon un golpe militar. Trump optó por quedarse en su país para dirigir personalmente el ataque contra Siria, el mismo día de la inauguración del segmento de alto nivel de la Cumbre de las Américas. Por primera vez en la historia de las Cumbres de las Américas no asiste el presidente estadounidense, aunque no marcó la diferencia porque envió a su vicepresidente Mike Pence, quien durante su discurso humilló a la América Nuestra, insultó a Cuba y amenazó a Venezuela, al señalar que no se quedarán «con los brazos cruzados».
El vicepresidente estadounidense, último orador previsto para hablar en la Cumbre, fue replicado por el canciller cubano, quien refutó su intervención y argumentó que el vacío moral del gobierno de los Estados Unidos no es una referencia para la región. La digna posición de Cuba cerró en alto la plenaria de la VIII Cumbre de las Américas.
  1. La agenda de política exterior estadounidense hacia Latinoamérica y el Caribe está secuestrada por los sectores más extremistas en Estados Unidos. Desde la oficina del senador republicano Marco Rubio, presidente del subcomité de relaciones exteriores para el hemisferio occidental en el Senado y principal artífice del retroceso de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, se dictan las políticas más agresivas contra la región. En Lima participó en una rueda de prensa para expresar su «preocupación» por la supuesta «crisis humanitaria» en Venezuela, aunque se apreció frustrado porque en el evento no se aprobó ningún texto de presión sobre la nación bolivariana.
Recientemente Trump reforzó la línea dura en el gobierno, al designar al frente de la diplomacia estadounidense al director de la CIA, Mike Pompeo y a John Bolton como asesor de Seguridad Nacional, reconocidas figuras por sus posturas ultraconservadoras y agresivas hacia el orbe, y en particular hacia Cuba y Venezuela.
  1. La OEA se mantiene como el principal instrumento de dominación hacia la región. Desde su creación en 1948 ha sido cómplice de las amenazas e intervenciones militares de Estados Unidos en la región. Fue el organizador principal de la VIII Cumbre de las Américas. Hace casi sesenta años, durante entrevista de prensa ofrecida en el contexto de la V Reunión de Cancilleres de la OEA, en Santiago de Chile, el 24 de agosto de 1959, el General de Ejército Raúl Castro Ruz, alertaba desde entonces que «es un organismo inoperante, ineficaz, que seguiría al servicio de los peores intereses de los pueblos latinoamericanos, y que por lo tanto debería desaparecer».
  2. La Patria Grande transita nuevamente por una contraofensiva imperialista y oligárquica. Se intenta desmontar las conquistas políticas y sociales logradas por los gobiernos progresistas en la última década, que han beneficiado a millones de ciudadanos que durante siglos vivieron en condiciones de pobreza, injusticia y desigualdad. Los mandatarios de derecha que participaron en el evento, entre ellos los de Argentina, Chile y Brasil,  se sumaron a atacar a Venezuela.
Finalizó así la VIII Cumbre de las Américas, un evento que reflejó el complejo escenario en que se desarrollarán las relaciones entre las dos Américas. La esencia de la política exterior del poderoso vecino del Norte hacia el Sur del Río Bravo se mantiene intacta: el acceso y control sobre sus recursos naturales y económicos, el dominio de los mercados, el acceso a las fuentes primarias de energía, la preservación del sistema de colonización ideológico-cultural y la contención de aquellas fuerzas políticas y movimientos revolucionarios o progresistas que pretendan desafiar las bases fundamentales de su dominación hegemónica global y hemisférica.
De ahí las premonitorias palabras del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, en el contexto de la organización de la I Cumbre de las Américas en Miami en 1994.  Durante la sesión inaugural de la IV Cumbre Iberoamericana en Cartagena de Indias, Colombia, alertaba del peligro que representaba la maniobra estadounidense en aquella ocasión y que se ajusta al plan trazado por el gobierno de Trump:
«Nuestro poderoso vecino del Norte ahora convoca a otra reunión cumbre que deberá efectuarse nada menos que en Miami, se dice que para una asociación hemisférica madura.
«Ya hubo Alianza para el Progreso. Ya hubo Iniciativa para las Américas.  Y hoy nadie las recuerda.  De década en década, de siglo en siglo, hemos ido de consigna en consigna, de engaño en engaño. Hubo también guerras, intervenciones y conquistas de territorios a costa de nuestra América. ¿Qué podemos esperar hoy de esa fuerza invariablemente expansionista, egoísta y hegemónica?».

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