Wim Dierkxssens Walter Mercado Crisis de “Paradigma” o de Sistema ¿Estallará la ´madre´ de todas las burbujas?


Desde que Bernanke asumió la presidencia de la Reserva Federal de EUA (Fed), en febrero de 2006, se ha instalado como legal que se puede resolver un problema creando $ 1 Billón de la “nada” , al comprar una gran cantidad de activos con ese billón de dólares. A partir de este momento nada parecía más fácil para los bancos centrales; cada vez que el mercado de valores está a la baja, la solución será crear dinero nuevo, comprar y comprar más fondos del índice bursátil y el problema estaría resuelto, ya que el mercado de valores deja de caer y rebota rápidamente porque los bancos centrales los respaldan. Las políticas de los bancos centrales son señaladas cada vez más como la fuente de la creciente desigualdad en los ingresos y riqueza. Estas políticas respaldan las burbujas de crédito/activos pero una vez que se vean limitadas o interrumpidas, estallaran/explotaran y con ello todas las burbujas de crédito/activos. La pregunta del millón es cuándo sucederá.
El capitalismo se encuentra sin posibilidad de generar un nuevo ciclo, es decir, es un capitalismo en agonía. Si la madre de todas las burbujas estallara en esta coyuntura, se revelará la imposibilidad absoluta de un retorno del capital al ámbito productivo dentro de la lógica del capital y con ello revelará también el carácter sistémico de la crisis. Por ende, el estallo de la ´madre´ de todas las burbujas podría desembocarse en un movimiento popular a escala mundial, reivindicando esa nueva civilización.




Crisis de “Paradigma” o de Sistema
¿Estallará la ´madre´ de todas las burbujas?

Wim Dierckxsens y Walter Formento Diciembre de 2017
Introducción
Desde que Bernanke asumió la presidencia de la Reserva Federal de EUA (Fed), en febrero de 2006, se ha instalado como legal que se puede resolver un problema creando $ 1 Billón de la “nada” , al comprar una gran cantidad de activos con ese billón de dólares. A partir de este momento nada parecía más fácil para los bancos centrales; cada vez que el mercado de valores está a la baja, la solución será crear dinero nuevo, comprar y comprar más fondos del índice bursátil y el problema estaría resuelto, ya que el mercado de valores deja de caer y rebota rápidamente porque los bancos centrales los respaldan. Las políticas de los bancos centrales son señaladas cada vez más como la fuente de la creciente desigualdad en los ingresos y riqueza. Estas políticas respaldan las burbujas de crédito/activos pero una vez que se vean limitadas o interrumpidas, estallaran/explotaran y con ello todas las burbujas de crédito/activos. La pregunta del millón es cuándo sucederá.
Cuando las altas tasas de interés estaban inhibiendo los préstamos y el crecimiento, la solución fue crear unos pocos billones de dinero ´nuevo´ creados de la nada y comprar con ellos suficientes bonos soberanos para reducir las tasas de interés a cero e incluso más allá, a tasa negativa. Igualmente cuando bajo la demanda de inmuebles por los altos precios, la solución (china recientemente) fue crear dinero sin respaldo, que en manos de los agentes de los gobiernos locales servía para comprar los edificios vacíos. Para terminar con los ejemplos, si hay deflación por una demanda a la baja, una posible solución será emitir un billón en bonos del gobierno con cuyo dinero se financian megaproyectos de defensa, cuyo encadenamiento futuro con la economía real solo se garantizara (al menos en parte) en tanto que se consigan ventas sustanciales en el extranjero.

El mecanismo para resolver los problemas económicos, creando billones de dinero de la nada, pareciera una máquina de movimiento perpetuo y sin límites a la cantidad de dinero nuevo que puede crearse con un interés cercano a cero o cero, ya que hasta los pagos de intereses pueden financiarse con ese dinero ficticio, emitido sin respaldo. Es más aún, la Reserva Federal (Fed) compro incluso bonos del Tesoro y con los ingresos que ese “dinero de la nada” genera devuelven dinero al Tesoro para volver a emitir más bonos, poniendo así en marcha una máquina de creación de dinero en movimiento aparentemente perpetuo. La política de crear Billones de la nada para comprar Billones en activos, ha inflado una ´burbuja madre´ en todas las clases de activos respaldadas o compradas por los bancos centrales y sus representantes. Entonces nos podemos preguntar: ¿Podría explotar la ´madre´ de todas las burbujas o más bien ya no habrá más crisis bursátiles?
Trataremos primero dar respuesta a una pregunta con otra: ¿hay problemas que no se pueden resolver creando otro billón y comprando activos? Los últimos ocho años han creado la ilusión reconfortante de que esencialmente todos los problemas en la era moderna del capitalismo basado en la deuda en todos sus formas, sea americano, europeo japonés o incluso chino, pueden resolverse creando tantos billones como sea necesario y comprando activos o emitiendo líneas de crédito garantizadas con la nueva moneda creada de la nada. Sin embargo, como afirma Charles H. Smith, hay algunos problemas estructurales que no pueden ser resueltos por este mecanismo, algunos principalmente económicos, otros político-sociales, pero todos ellos afectan al sistema como un todo y no solo al ámbito financiero.
La fragilidad sistémica introducida por la financiarización en algún momento llegará a su fin. Todo el mercado global de activos -acciones, bonos, bienes raíces y ´commodities´-, en esencia constituye un esquema ponzi piramidal en el que la rápida expansión del crédito (capital ficticio) impulsa los precios de los activos hacia arriba, y dado que los activos son colaterales para la deuda adicional, las mayores tasas de beneficio (ficticio) habilitan una nueva ronda para la expansión del híper-crédito. Esto empuja las valoraciones de los activos aún más hacia arriba, lo que crea el escenario para una expansión adicional del crédito (capital ficticio), basada en un supuesto aumento asombroso en el ´valor´ de la garantía que respalda la nueva deuda. Los bancos centrales han impulsado este esquema piramidal comprando bonos y acciones con divisas creadas de la nada y con ello han fomentado la desigualdad económica y social como no se ha visto nunca antes en la historia del capitalismo.

Pero, a partir de noviembre de 2017, se observa un “cansancio” en la bolsa de valores. Además, el banco central estadounidense (Fed) desde octubre ya no está con la política de fomentar la expansión monetaria (QE) y más bien ha anunciado que va retirar dinero del mercado, aumentando las tasas de interés. No solo Charles H. Smith sino muchos otros anuncian que está por explotar la ´madre´ de todas las burbujas financieras creadas. No tenemos dudas que este colapso financiero se puede atribuir primero que todo a la fragmentación de las élites en pugna. Para nosotros son las élites financieras unipolares globalistas las que bien podrían provocar dicho colapso mientras tengan el control sobre la Reserva Federal de EUA, es decir hasta febrero de 2018.
1. Trump vs el capital financiero unipolar y globalista
Desde su llegada a la Casa Blanca, Trump ha venido actuando efectivamente primero que nada para limitar el control que las élites financieras unipolares globalistas ejercen sobre el mundo de las finanzas y la emisión de dinero ficticio, a fin de desarrollar la economía real de EUA. En este contexto, Trump acaba de poner a Jerome Powell a la cabeza de la Reserva Federal. Es la primera vez que esa institución tiene un presidente que no es economista sino jurista. Su misión, a partir de marzo de 2018, será poner fin a la política monetarista y a las reglas en vigencia desde el fin de la convertibilidad del dólar en oro a principios de los años setenta (1971/73). Jerome Powel, afirma Thierry Meyssan, tendrá que concebir nuevos reglamentos que pongan el capital al servicio de la producción y no de la especulación, como hasta ahora sucede.

Para obstruir la expansión del capital financiero globalizado, Trump sacó a Estados Unidos del Tratado Transpacífico de Cooperación Económica, concebido para subordinar a China. En reciprocidad, Pekín redujo de manera considerable sus derechos de aduana, demostrando así que es posible instaurar la cooperación entre Estados en lugar de la anterior situación de enfrentamiento. En noviembre de 2017, el Congreso de EUA aprobó una reforma tributaria que también el Senado aprobó el 2 de diciembre. La reforma fiscal de Donald Trump debería suprimir todo tipo de exoneraciones y reducir las tasas sobre las empresas de 35 a 22%, o incluso a 20%.
Está claro que ni las clases medias ni mucho menos las clases populares se beneficiarán con esta reducción en los impuestos, al contrario si les tocará pagar de alguna forma la cuenta. En realidad los expertos están divididos en cuanto a saber qué fracciones de clases se van a beneficiar con esas medidas. Está también por verse si las transnacionales regresarán o no a los EUA para que la reforma genere indirectamente ingresos populares mediante el flujo de regreso de empleos al país. A nuestro parecer, la creación de un billón tras otro para comprar activos fue una política que ha enriquecido primero que nada a las élites financieras a expensas de cualquier otra fracción de clase. La política de emisión sin respaldo (QE) ha favorecido más a la élite del capital financiero unipolar y globalista que a las elites del capital financiero unipolar continentalista y ni hablar de los capitales nacionales, fracción que expresa Trump directamente. En la opinión de Thierry Meyssan que compartimos, está claro que la reforma fiscal vinculada con la reforma aduanera, harán menos rentables los numerosos puestos de trabajo que las transnacionales han transferido al extranjero y llevará a que diversas industrias regresen a suelo estadounidense.
Una verdadera pugna entre fracciones de clase comienza a darse cuando el aumento de la desigualdad social y económica divide a las propias élites y provoca la desunión política del “Estado Profundo”, hecho que llevó al poder a Trump en las elecciones pasadas. La política de emisión sin respaldo (QE) ha sido la política por excelencia del capital financiero unipolar y globalista, lo cual ha generado también conflictos entre las dos élites financieras creando el espacio político para un tercero: Trump. Estas contradicciones intra-clase se dan, en nuestra perspectiva por una batalla por la riqueza ya existente, al no poder vislumbrar una opción clara del reinicio de otro ciclo económico en la economía real ampliando dicha riqueza.

La política de Trump primero que nada es anti-globalista. En vez de disolver el brazo armado de las élites financieras globalistas (la OTAN), Trump ha logrado obligarla a abandonar el uso del terrorismo como método de guerra y la ha llevado a convertirse en una alianza antiterrorista. Estamos a un año de gobierno Trump y en febrero la presidencia de la Fed pasará a manos de un abogado alineado con la política de Trump.
Con Jerome Powell en la presidencia de la Reserve Federal podemos estar seguros que luchará por una economía sin recesión al menos en el primer año de su mandato, ya que un debacle en el mercado financiero sería la mayor amenaza no solo para su mandato sino también para el presidente Trump en persona a quién se le atribuirá semejante crisis. Sin embargo, una vez que esté bien instalado en su cargo las prioridades de la Fed cambiarán drásticamente y el enfoque de Powell estará dirigido a equilibrar las balanzas financieras una vez que pueda dejar de preocuparse por el riesgo de una recesión
La pérdida del control, por la élite financiero globalista, sobre la Fed constituyó el momento oportuno para que planearan aumentar las tasas de interés y causar así inflación creando las condiciones para que explotara una bomba de tiempo: la ´madre´ de todas las burbujas atribuyendo el desastre a la administración Trump y pidiendo su ´impeachment´ o demisión. El tiempo para los globalistas se está acabando. No vemos que logren, con la tercera alza de la tasa de interés en diciembre de 2017, haber creado las condiciones necesarias para lograrlo. Aunque la actual presidente de la Fed anunció que habrá otras tres alzas en las tasas de interés en el año 2018, ya en febrero se acaba su mandato y con ello el tiempo para lograr imponerlos. Es probable que a partir de ahí las fuerzas globalistas y el partido demócrata se concentren en el ´impeachment´ o en la destitución del presidente de la república por la vía legal.

2. La obsesión globalista por la inflación: la ´madre de todas la burbujas´
El Banco de Pagos Internacionales (BIS) de Basilea, otro instrumento importante de las fuerzas globalistas, emitió en 2017 un informe, elaborado por Charles Goodhart y Manoj Pradhan, que afirma que el cambio demográfico revertirá las tendencias mundiales de varias décadas. Estaríamos ante una población que proporcionalmente envejece a nivel mundial (longevidad en los trabajadores jubilados) y una fuerza de trabajo formal que se contrae (mientras se expande la informal y la que se encuentra desarrollando economía popular de subsistencia), para revertir las tendencias a la baja de la inflación, así como el alza de las tasas de interés. Argumenta el documento que la amplia expansión del crédito/deuda que impulsó la expansión monetaria global en los primeros 15 años de siglo XXI está llegando a su límite. La deuda no es capital real sino capital ficticio. Dicho de otra manera: los ahorros siguen siendo importantes ya que son capital real de trabajo y, a medida que la generación anterior de trabajadores se jubile, dichos ahorros se reducirán lo que hará que el capital real sea más escaso y por ende más costoso que el propio capital ficticio. Esta tendencia contradictoria conllevaría, concluye el BIS, a alzas en las tasas de interés y las mismas a la inflación.

De acuerdo al documento del BIS, la política económica de la demografía es como una batalla de generaciones (´a clash of ages´). La batalla política consistirá en que las generaciones mayores lucharán sobre todo por defender su seguridad social cada vez más costosa y la población trabajadora luchará en primer lugar por mejores ingresos reales (poder adquisitivo del salario). Por el momento los trabajadores adultos mayores sabrán defenderse todavía al engrosar sus filas con el envejecimiento de la población, pero habrá un momento que las generaciones económicamente activas cuestionaran el consumo suntuario e improductivo de los adultos mayores.
El caso demográfico del documento del BIS en realidad es un estudio de trabajo, capital y ahorro, afirma Smith. En esencia, dice que la gran expansión de la fuerza de trabajo global (liderada por el surgimiento de China como el taller mundial) es algo único y que está a punto de revertirse a medida que el ´Bono Demográfico´ (la relativa sobre-representación de la población en edad activa en la población total) es cada vez más un hecho del pasado y que la sobre-representación de la generación ´Baby Boom´ , en edades de alcanzar en masa la edad de retiro, es un fenómeno cada vez más global y difícil de soportar para la población económicamente activa que está a la baja relativa.
El BIS anuncia, en otras palabras, que la inflación se debe al envejecimiento de la población y con ello preparan argumentos para implementar políticas de redistribución desde la mal llamada clase rentista e improductiva (los trabajadores adultos mayores jubilados) hacia la población trabajadora en activo, fomentando una lucha intergeneracional para solucionar el problema. Una forma sería condonando las deudas estudiantiles cuando estalle la burbuja. Estas deudas alcanzan sumas muy elevadas y no solamente en EUA. El efecto inmediato sería un alza en la demanda de bienes y servicios por parte de esta nueva generación. Para atenuar este efecto inflacionario es posible transferir el costo a los adultos mayores improductivos en edad de retiro que todo lo tienen. Semejante política tendría su público en un partido socio-liberal-demócrata (globalista) y no afectaría la verdadera concentración de riqueza a favor de las élites en el mundo.

Viendo las cosas más a fondo, los economistas ´main stream´ (Banco Mundial, FMI, BIS) no han profundizado mucho el tema de la inflación ya que hay inflación oculta. Es un hecho que China y otros países emergentes pueden exportar la deflación en bienes que son comercializables, disimulando la inflación en los productos y servicios ´locales´. Aquellos bienes y servicios no transables tales como los del gobierno local, vivienda, comestibles, comida rápida, la mayoría de los servicios de salud y educación y hasta cortes de pelo, etc., en otras palabras, son una parte sustancial de la economía real y se disparan a medida que el suministro de dinero se expande más rápidamente que la producción/suministro de estos bienes y servicios. La inflación ya está extremadamente alta en los sectores no transables pero es in-visibilizada al estar a menudo dominada, financiada o controlada por el sector público/gobierno. La deflación en cambio se da sobre bienes transables tales como televisores, juguetes, celulares, software, etc., y estas rebajas de precio resultan bien visibles al consumidor al verlo en su propia billetera.
Según un índice de ´precios sombra´ (Burrito Index), los precios al consumidor han subido 160% desde 2001 al 1 de agosto de 2016. Gran parte de la inflación real en sectores como la salud es invisible para las clases protegidas porque está siendo absorbida por el gobierno y los empresarios .

Gráfico: La inflación según bienes y servicios seleccionado 1996-2016
Al perder el control sobre la banca central (la Reserva Federal) en febrero de 2018, las fuerzas globalistas y sus grandes medios de comunicación necesitaran un medio más eficaz para aumentar la inflación. Las predicciones son que muy pronto estaremos viendo que los globalistas, representados por el partido Demócrata en EUA, van por la ‘opción nuclear’, demandando una expansión monetaria (QE), es decir, crear dinero de la nada por la Fed para inyectarlo directamente en ´Main Street´, en beneficio de la población en general. Con la introducción de dinero nuevo “creado de la nada” en la economía real, aumentaría rápidamente la demanda de productos de consumo y servicios sin generar una correspondiente oferta nueva de productos y servicios. Se crearán así las condiciones para un rápido proceso inflacionario.
Es un hecho que las políticas de expansión monetaria (QE) han aumentado la desigualdad social como nunca antes se ha visto. El siguiente gráfico muestra la cruda realidad: la creación de dinero de la nada por el banco central de EUA (Fed) para la compra de activos, ha enriquecido a la parte superior de la pirámide social de riqueza y poder (línea de puntos en rojo), que se limita al 10% superior (más específicamente al 1% superior) y ha producido también efectos cada vez más negativos para el 90% inferior (línea de puntos en gris).
Conforme se acentúa la desigualdad social de ingresos y riqueza al extremo, se acentúa la privación relativa e incluso absoluta de productos populares básicos claves como cereales, agua dulce, gasolina, etc. Con ello, aumenta también la disconformidad social y por ende crea una coyuntura óptima para ejercer presión política sobre el gobierno y los bancos centrales de hacer algo al respecto. Después de haber logrado una victoria en la elección del senador demócrata en Alabama, los demócratas se sentirán más alentados de presionar sobre el gobierno de Trump para un QE popular (PQE por sus siglas en inglés). Jeremy Corbyn, como líder del Partido Laborista del Reino Unido, ya propuso una flexibilización cuantitativa en el Reino Unido para la gente en vez de para los bancos. Otro tanto intentó el Parlamento Europeo en Estrasburgo, pero sin éxito, afirma Ellen Brown, debido a la preocupación alemana por un proceso inflacionario al estilo de la República de Weimar en los años treinta del siglo pasado.
En su trabajo ´Estímulo monetario: ¿a través de Wall Street a Main Street ?´, Diego E. Vacaflores señala que existe un fuerte cuestionamiento sobre el favoritismo percibido respecto del sistema financiero. Al observar que pueden perder el control sobre la Fed no podemos excluir que su actual presidenta globalista Yellen, opte a último momento por una expansión cuantitativa popular, es decir, para Main Street (Pueblo) en vez de Wall Street (Capitalistas). Aunque no es muy probable, sería la última opción de la Fed para hacer estallar la ´madre´ de todas las burbujas y así poder crear un ´caos´ (un golpe financiero de estado) para retomar el poder perdido.
Si se trata de aumentar los ingresos de Main Street hay otras opciones más populares, pero que requieren a la vez de una mayoría en el Congreso. Los partidos social-globalistas, como el Partido Demócrata y los Medios de comunicación dominantes, seguramente van a abogar por el Ingreso Universal Básico (UBI por sus siglas en inglés), presionando al gobierno y los bancos centrales para que emitan “nuevo dinero de la nada”, para financiar UBI y/o sus equivalentes. En este caso, el gobierno arrojaría dinero en efectivo creado de la nada a la economía real. Este llamado ´dinero de helicóptero´ se presenta en diferentes formas: como condonación de deudas como la estudiantil, desgravaciones fiscales de la clase media y más social-demócrata y globalista aún: como Ingreso Universal Básico. En todos los casos, este dinero de helicóptero no expande ni la producción ni el suministro de bienes y servicios en la misma medida en que si lo hace sobre la demanda. Lo que suele hacer es expandir los fondos disponibles para el consumo popular, generando inflación inmediata y con ello fomentando que explote ´la madre´ de todas las burbujas, un gran golpe de estado global. Mucho mayor que aquel primer golpe global que inicio Bernanke en junio de 2013, al anunciar la suba de las tasas de interés del 0 al 2,5% para noviembre de 2013. Cuando este anuncio creo la salida violenta de las inversiones financieras de capital ficticio (dinero emitido sin respaldo desde 2010) de 22 países emergentes.
3. Trump vs. el capital financiero unipolar y continentalista
Trump se enfrenta primero que todo a la élite financiera globalista, pero también apunta su política contra el capital financiero unipolar continentalista e imperial al desmantelar, al decir de Thierry Meyssan, el «Imperio Americano» y restaurar la República, o sea garantizar el interés general en EUA. En este contexto, desde que inició su administración, Trump también ha ido contra del Tratado de Libre Comercio entre EUA, Canadá y México, proyecto clave para la élite financiero unipolar y continentalista.
La administración Trump apuesta firmemente a disparar los gastos militares, pero no para dominar el mundo como imperio unipolar sino para reactivar la economía real norteamericana buscando de hecho una mayor aproximación al mundo multipolar. En nuestro estudio del mes de marzo de 2017 , ya señalamos que el producto del complejo industrial y militar como tal no encadena con la economía real en el ciclo económico siguiente y por ello, al ver las cosas tomando a la economía como un todo y desde el contenido, los productos bélicos son considerados como resultado de un trabajo improductivo. Tratase de riqueza ficticia ya que en un ciclo económico siguiente en nada contribuye este producto a ampliar el proceso de reproducción. Lo anterior por el motivo que los medios de destrucción no amplían el stock de medios de producción para ampliar la economía real, ni tampoco contribuyen al stock de medios de consumo necesario para la reproducción de la fuerza de trabajo en ciclos económicos siguientes.
Sin embargo, EUA al poder exportar su producto en el mercado exterior gracias a su capacidad tecnológica aún existente en este sector, aunque ya cuestionada su primacía por Rusia en las batallas en Siria desde 2014 contra la OTAN/ISIS, EUA logra transferir este gasto improductivo a terceras naciones. A nivel de la economía mundial como un todo, el gasto militar sigue siendo un gasto improductivo, que podemos llamar riqueza ficticia. Desde el punto de vista del país exportador, sin embargo, al transferir dicha riqueza ficticia o capital improductivo a terceras naciones, el capital ficticio se torna capital real en forma de dinero solo para EUA y para que opte eventualmente por una reproducción ampliada de su economía real. De esta manera contrarrestaría la reproducción ´limitada´ de su economía. En la realidad, parte de las elevadas ganancias obtenidas en dichas ventas al exterior, EUA suele reinvertirlas en Investigación y Desarrollo en el complejo industrial y militar para así mantener el nivel de desarrollo tecnológico y la lucha por la primacía en dicho sector con Rusia. El complejo industrial y militar podrá sostener así su posición competitiva a través de varios ciclos económicos. Esto suele llamarse ´Keynesianismo militar´.

En este sentido hemos de comprender el gran aumento del presupuesto militar para 2018, propuesto por Trump con el apoyo prácticamente unánime de todo el Congreso aunque sea por intereses diferentes. Con ello Trump obtendría un “incentivo económico” del orden de los 150 mil millones de dólares al año. En el ´Global Europe Anticipation Bulletin´ 119, noviembre de 2017, lo llaman equivocadamente la “QE militar” pero si consideramos aciertan al decir que, ahora más que nunca (lo que es mucho decir para EUA), la economía estadounidense se apoya en el complejo industrial y militar.
Es nuestra opinión, y en esto coincidimos con GEAB, el gobierno de Trump en lugar de invertir en acciones militares en el mundo entero a fin de sostener el imperio construido bajo la hegemonía del capital financiero continentalista y unipolar, su administración lo está invirtiendo en la producción de armas por el complejo industrial y militar (el principal sector económico de EUA) y menos en gastos de defensa. La reforma económica responde a un principio de racionalidad económica basada en una disminución de los gastos imperiales, lo que implica tener menos bases militares, hombres, misiones, etc. en el mundo y un aumento considerable en los ingresos mediante la venta en gran escala de más armamento producido.

Es correcto que, con esta lógica siempre existe el riesgo de avivar un conflicto, como los grandes medios de comunicación globalistas anuncian con bombos y platinos, especialmente en torno a Corea del Norte. La visita de Trump a varios países en Asia, en la opinión de los globalistas (CIA, OTAN, la Fed, los grandes Medios), giraba en torno a la búsqueda de aliados (Japón y Corea del Sur) y potenciales aliados (China) para iniciar un ataque preventivo sobre Corea del Norte antes del 20 de marzo de 2018. Es más, calculan que el presidente de China no se alineará con este plan y con ello habrá el escenario perfecto para poner en marcha una guerra global. Aquí se revelan, en pocas palabras, las intenciones de la OTAN y las fuerzas globalistas. Es entonces coherente con la política de Trump, que el Secretario de Estado Tillerson anuncie en diciembre de 2017 estar dispuesto a sentarse en la mesa con el presidente de Corea del Norte sin condiciones previas, noticia apenas mencionada por los grandes medios.
El torrente de problemas que Donald Trump ha desatado en diciembre al reconocer a Jerusalén como la capital de Israel, según Rashid Jaladi de Palestine Square, afectará positivamente a la construcción de la paz en Oriente Próximo. Al reconocer a Jerusalén como la capital de Israel sitúa a Estados Unidos en una posición que contraría prácticamente a todos los palestinos, a los árabes y a los musulmanes, y a la mayoría de los pueblos y gobiernos de todo el mundo. Al precipitar esta dilatada crisis de Oriente Próximo, Trump ha puesto en evidencia una realidad que nunca reconocerán los grandes medios globales: ha hecho añicos el podrido statu quo del “proceso de paz” estadounidense que durante un cuarto de siglo no ha servido más que para afianzar y legitimar la ocupación militar y la colonización de territorios palestinos, dificultando aún más una paz justa y duradera entre el pueblo palestino y los israelíes.

Está claro, afirma Jaladi, que Donald Trump con su último movimiento puede ayudar a los palestinos y a los árabes a salir del “desierto” en el que vagan desde hace mucho tiempo. Es posible que su acción aliente a los europeos y a muchos otros actores internacionales a superar la histórica resistencia (de Estados Unidos en primer lugar), a asumir sus responsabilidades internacionales y a empezar a comprometerse de verdad en Oriente Próximo.
Trump al asestarle un gran golpe al derecho internacional, a las múltiples decisiones de Naciones Unidas y a 70 años de política estadounidense, al retroceder a la Resolución de la partición de noviembre de 1947, ha mostrado (involuntariamente desde luego según los medios) una vía para abordar la cuestión de Palestina de mejor forma que cualquiera de las que se han ofrecido durante mucho tiempo. Frente a los argumentos sesgados que han guiado todas las negociaciones previas (de globalistas y continentalistas), hay que retornar a los principios fundamentales de justicia e igualdad para ambos pueblos involucrados en este conflicto.

En lugar de que Estados Unidos siga monopolizando las negociaciones, lo que hacía falta era, sigue Jaladi, un intermediario internacional verdaderamente imparcial. Hay que abandonar ya la camisa de fuerza de Oslo, diseñada expresamente por el gobierno israelí para confinar y controlar a los palestinos, lo que le permitió colonizar y ocupar territorios palestinos a su antojo. Las bases completamente renovadas para establecer negociaciones deben ser todas las resoluciones de la ONU, incluida la Resolución 181 de la Asamblea General, que reconoce el derecho de los palestinos a un Estado mucho más grande que Cisjordania y Gaza y la Resolución 194, que garantiza el retorno y la indemnización a los refugiados palestinos expulsados durante el establecimiento de Israel. Este proceso calza mejor en la lógica de un mundo multipolar que con la visión unipolar e imperial del mundo. Coincidimos con el informe de GEAB de diciembre de 2017 que una vez que se asiente todo el polvo que ha levantado Trump, es entonces cuando el mismo Trump desvelará su plan para la paz, cuyo contenido se mantiene en secreto, sin duda por respetar el tiempo de decantación de su anuncio. Un plan de paz en el que han trabajado varios países, en particular Arabia Saudita e Israel, pero que debe ser irresistible para llegar a funcionar.
En un mundo multipolar se busca el equilibrio de las fuerzas y es más factible lograr la paz. Un equilibrio de fuerzas implica una distribución más equitativa de fuerzas militares. En un mundo multipolar la exportación estadounidense de armas se verá considerablemente más potenciada que en un mundo unipolar e imperial donde procura imponer su voluntad. En este contexto hay que entender que la política de Trump crea el espacio para que los países de la Unión Europea mantengan mayor independencia estratégica y tengan menos subordinación a la OTAN o al país imperial. Con la presencia de la administración Trump, la Unión Europea puede apuntar más que nunca a tener su propio sistema de defensa regional.
A fin de aumentar las exportaciones de armas, Trump está tratando de recuperar la confianza de sus potenciales clientes, adoptando una mayor imparcialidad en los conflictos, incluso participando con Rusia en la reducción de las tensiones en general y en Medio Oriente en particular. Se espera que EUA aumente las ventas de armas en un 50%, lo que supondría un aumento de ingresos de 25 mil millones de dólares. Buenos clientes para la compra de armas norteamericanas hoy son Japón y Arabia Saudita. Japón, al igual que Alemania en la posguerra, se vio políticamente limitado en sus gastos de defensa, pero en los últimos años con el desarrollo de una crisis estructural (que pone en cuestión el orden mundial pos Breton Woods de 1944) se abren los espacios e intereses nuevamente para ser más “permisivos” con las naciones derrotadas en la segunda guerra mundial, Japón y también Alemania están volviendo a militarizarse rápidamente.
En un mundo multipolar, el dólar inevitablemente ha de ceder espacio al ´petro-yuan-oro´ y eso ya empezó a suceder. Conforme el pago del petróleo y gas se hace cada vez más fuera del ámbito del dólar, EUA ya no podrá disponer de los petro-dólares que necesita para poder mantener las 800 bases militares que posee en el extranjero y que le cuestan unos 160 mil millones de dólares al año. En tal contexto Trump opta por abandonar muchas de sus posiciones y bases extranjeras. Honduras es uno de los países latinoamericanos donde hay una base importante de EUA que bien podría ser una de las en ser abandonadas por Trump para que deje de ser la cuña en el área del Caribe que bloquea su integración y desarrollo. El hecho que después de tres semanas de las elecciones no se ha confirmado quien ha sido electo presidente en Honduras en medio de unas elecciones fraudulentas, donde que a medio camino del conteo paralizaron el proceso, para horas después presentar resultados invertidos a favor de la continuidad y del presidente en funciones muy afín a comando sur. El candidato de la oposición ha sido invitado a Washington a tres semanas del día de elecciones y el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, propuso el lunes 18 de diciembre la celebración de unos nuevas elecciones en Honduras ante “la imposibilidad” de dar certeza en el recuento final de las elecciones del pasado 26 de noviembre. No sería extraño que la propuesta encuentre buenos oídos, lo que podría revertir el proceso no solo en Honduras, en el Caribe sino en América latina en general.
Es claro que EUA busca recuperar ingresos económicos y ahorrar en gastos de defensa (bases militares), algo que lograra más aún en la medida en que deje de ´ser imperio´ y reconocer el avance del poder estratégico integral que manifiesta la China multipolar y los universalismos multipolares en general. Si EUA abandonara la mitad de las bases, ahorraría alrededor de 80 mil millones al año. Que sumados a los 25 mil millones de ingresos por exportación de armas, la economía alcanzaría más de cien mil millones de dólares al año entre ahorros y beneficios. Puesto estos cien mil millones de U$ en relación con el aumento en 150 mil millones del presupuesto, constituye una recuperación/reducción de dos tercios en el presupuesto.
Las cantidades de dinero en juego son evidentemente mucho menores que en el caso de las emisiones de dinero sin respaldo (QE) desarrolladas por las políticas de la Fed desde la crisis de 2008 e iniciadas hacia fines de este año . Para dinamizar la economía real, sin embargo, esta política económica de la administración Trump es más eficaz. Las balanzas comerciales crónicamente negativas de EUA desde hace décadas, no son posibles de sostenerse sin el petrodólar. Como imperio unipolar, EUA lograba apropiarse de riqueza imprimiendo dólares sin respaldo por ser quien tenía (¿tiene?) el poder emitir la moneda de reserva mundial que todos los países utilizaban (sobre todo para la compra de petróleo) e imponer un sistema monetario basado en el petro-dólar.
Al reducirse sustancialmente el papel del petro-dólar no habrá de otra vía que hacer un forzoso “aterrizaje económico” estadounidense y reducir las importaciones drásticamente, aumentando a la vez sus exportaciones y volver a funcionar por sí mismo, es decir aislándose del mundo neoliberal global. Esto ha sido la política anunciada por Trump desde su campaña. Los importantes contratos de exportación de armas estadounidenses a Arabia Saudita y Japón, junto con la simultánea rebaja sustancial en la importación de petróleo debido a su sustitución por el desarrollo del suministro de combustibles propios (gas natural de esquisto no convencional) por un lado y la baja sustancial en mantenimiento de bases militares en el exterior por el otro, son ejemplo claro de una política para reequilibrar la balanza comercial de EUA.

Ya señalamos en trabajos anteriores que China está diseminando un nuevo paradigma económico en el mundo, y con los acuerdos de comercio e inversión que el presidente Trump consiguió con este país, logra inyectar más de $ 80 mil millones en 20 años a la economía norteamericana mediante un ´proyecto piloto´ gigantesco del estado de West Virginia, al recibir inversiones en plantas de energía, tecnologías de producción de energía y químicos, empleo calificado, etc. Esta inversión en West Virginia triplica el tamaño del presupuesto total del Departamento de Energía de EUA y aun así no se reporta en los grandes medios globalistas y apenas en los de West Virginia. La razón es sencilla de adivinar, la política de Trump es una bofetada para la política unipolar y un claro paso para poner en marcha la economía de EUA con un viraje de facto hacia el mundo multipolar.
4. El aun frágil futuro del mundo multipolar
Es un hecho que los mercados están empezando a dudar de la capacidad del dólar para continuar desempeñando su papel histórico de moneda de referencia mundial. La confianza en el dólar, piedra angular de este estatus, está empezando a romperse, aunque la confianza en el Yuan aún está por probarse y consolidarse, pues aún falta ver si el resto de las potencias monetarias como Japón y la zona euro querrán participar en serio en el juego de la multipolaridad.
La clave para impulsar una moneda al estatus de referente mundial es la “confianza”. El inversor debe confiar en el sistema financiero del país emisor y en su estabilidad política, confiar en que este esquema tiene la capacidad de avanzar sobre otros y consolidarse sumando y/o subordinado a otros esquemas, lo cual no es una movida o juego que se reduce solo a la órbita económico financiera. Esto es lo que hizo fuerte al dólar y otorgó peso al marco alemán, al yen, al franco suizo y a la libra esterlina. Es cierto que el dólar-oro adquiere su peso a partir de la preponderancia económico-industrial desarrollada a partir de la I y II guerras mundiales y eso también respalda al petro-dólar a partir de 1971-73. Bejín no puede ofrecer tales garantías a corto plazo para el mundo de las grandes finanzas y las oligarquías financieras.
Es un hecho que China ya es la economía real más grande del mundo superando a EUA observado por PBI-Paridad y considerando a China como parte de la propuesta multipolar Brics esta ha ya desplegado todo un nueva arquitectura financiera multipolar e incluso una nueva arquitectura productiva y comercial multipolar, ha hecho reconocer el yuan multipolar y ahora propone un nuevo sistema monetario internacional.

La degradación de su calificación soberana por parte de las agencias internacionales de calificación ha mostrado la capacidad de los Unipolarismos en manejar unilateralmente las calificadoras de riesgo crediticio. Son el FMI y las agencias de calificación de riesgos Standard & Poor’s (fuerza globalista) y Moody’s (fuerza continentalista) los que han causado la degradación de la calificación china en mayo y en septiembre de 2017 respectivamente. Bejín temía una crisis financiera y dejar que el yuan se devaluara hubiera ocasionado una huida de los capitales hacia el dólar, que hubiera podido desencadenar una oleada de pánico y el derrumbe del sistema financiero chino. De ahí la decisión y capacidad de china de recuperar el control del yuan y no dejarlo fluctuar libremente, para así mantener su cotización estable de manera regulada.
Hemos de señalar que la situación financiera en China tiene aún flancos débiles que la hace precaria. El crecimiento actual radica fundamentalmente en el crédito y la burbuja inmobiliaria que generó no ha contribuido precisamente a la estabilidad económica. En este contexto la Nueva Ruta de Seda busca reconectar el crédito con la economía real a escala internacional. China se enfrenta a dos desafíos, en parte, contradictorios. Por un lado, necesita avanzar en consolidar al yuan como moneda de referencia mundial y por otro, tiene la obligación de evitar una caída del sistema financiero chino en caso de una fuerte depreciación del yuan (remimbi) al dejarlo funcionar al libre juego del mercado, es decir al dejarlo expuesto a la puja en el terreno (mercado) donde las transnacionales financieras globalistas y sus agencias calificadoras son fuertes.

La nueva política de Xi Jinping, pos congreso, ha dado los pasos en esta dirección y se caracteriza ya por la decisión de estabilizar la economía. La utilización del yuan como moneda de intercambio internacional y particularmente en las transacciones de petróleo y gas, ha constituido un paso importante para llegar a acuerdos similares en aquellos ámbitos donde el yuan-multipolar será la moneda de referencia. Tratase principalmente de iniciativas de asociación global/universal, particularmente la iniciativa universalista del Cinturón y Ruta de la Seda. Es un proyecto de inversión china masiva, pero sobre todo a base de crédito. Estas inversiones han de favorecer la posición del yuan en los balances de las empresas y gobiernos que participen en el proyecto.
Bejín inició el 30 de junio de 2017 un programa que permite a los inversores internacionales invertir en el mercado de bonos chino a través de Hong Kong y viceversa (el llamado Bond Connect). Esto posibilitaría una gran afluencia de capitales hacia China y por tanto hacia el yuan. Se prevé una “reasignación de las inversiones en bonos” del resto de Asia hacia China. Deutsche Bank estima que al menos 800.000 millones de dólares en bonos podrían destinarse a la República Popular. Los dispositivos del Cinturón y Ruta de la Seda, el Bond Connect y el petro-gas-yuan han de permitir que se consolide la posición internacional de la moneda china a mediano y largo plazo.

En el corto plazo, la estrategia de China será no atacar frontalmente al sistema del petro-dólar, sino minarlo progresivamente para hacer que el yuan y otras monedas como el Euro, el Yen, etc. lleguen a ser tan imprescindibles como el dólar, es decir, construyendo el mundo multipolar de monedas. Hay acuerdos entre el Banco Central de China (PBoC) y el Banco Central de la Unión Europea (BCE) para permitir intercambios directos entre el yuan y el euro. Han firmado estos acuerdos para hacer posible que, finalmente, ambas monedas se fortalezcan mutuamente de manera autónoma y fomentando la interpenetración de los sistemas financieros de ambas regiones. En el corto plazo la fragilidad del multipolarismo continuará, lo que implica cierta vulnerabilidad frente a un eventual estallido provocado de la ´madre´ de todas las burbujas en el mercado de valores.
5. La dificultad estructural de volver a la economía real
A pesar de todos los esfuerzos para construir un mundo multipolar, hay que tomar en cuenta que el capital real se encuentra ante un callejón sin aparente salida. Con el afán de obtener una mayor tasa de ganancia, el trabajo humano está siendo reemplazado por la robotización y automatización con la esperanza de poder reducir los costos del trabajo sin lograrlo y, por ende, sin lograr tampoco un aumento en la tasa de ganancia. En medio de la robotización, donde Japón lleva la delantera, se preguntan los neoclásicos ¿por qué aumentarían los salarios de los trabajadores cuando ya se ha reducido a un mínimo la fuerza laboral? ¿Si con la robotización y automatización la fuerza laboral se reduce a casi cero, como es posible que no aumente la tasa de ganancia? La respuesta a los neoclásicos es que no es la tecnología la que produce la plusvalía sino solamente la fuerza de trabajo. Al ver que la innovación tecnología en la era de la robotización da pérdidas en vez de ganancias, los neoclásicos de a poco van a tener que concluir que es solo la fuerza de trabajo la creadora de valor y no la tecnología.
Para mejor entenderlo volvemos a señalar que es un dogma en las ciencias económicas afirmar que el proceso de crecimiento económico es impulsado por la innovación tecnológica, creyendo que es sobre todo la tecnología misma la que crea valor y hay que reducir al mínimo posible el trabajo humano. El propósito del capital es la maximización de la tasa de ganancia-beneficios. Aumentar la productividad del trabajo a partir del desarrollo tecnológico solo es el medio para lograrlo. Para sobrevivir en la competencia-concurrencia entre capitales, el capital invierte en aquella tecnología que ahorre más trabajo. El aumento en la productividad implica una baja en el tiempo necesario para producir una unidad de producto o servicio y ese tiempo de trabajo tiende a disminuir conforme aumenta la inversión en tecnología y capital fijo en general. Al aumentar la ganancia de esta forma, este incremento en la ganancia se lo atribuyen los neoclásicos básicamente al desarrollo tecnológico y no al trabajo.
La automatización y robotización libere trabajo en la planta lo que no quiere decir todavía que el costo de la fuerza de trabajo restante (cada vez más reducida a Investigación y Desarrollo) sea menor que el costo de toda la fuerza de trabajo empleada anteriormente. Un aumento en la composición orgánica significa un aumento marginal cada vez menor en la productividad de trabajo. Lo anterior se da no solo por el incremento en el costo de la fuerza de trabajo restante, sino también por el aumento geométrico en el costo de capital fijo a transferir (a cada unidad de producto) en el proceso productivo. Para poder obtener la tecnología de punta del momento, el capital acorta la vida media útil del capital fijo (maquinaria y edificios esencialmente). Esta tendencia ha dado un enorme impulso al capital productivo en la posguerra así como a la Investigación y Desarrollo en particular para lograrlo. El efecto es claro: tenemos una fuerza de trabajo asalariada menor en términos cuantitativos, lo que exige mayor calidad y por tanto costo, sobre todo cuando el costo de Investigación y Desarrollo va en aumento geométrico y se reduce al mismo tiempo la vida útil de la tecnología empleada.
El capital fijo se consideraba un factor más o menos constante en tiempos pasados del capitalismo. En la actualidad la vida media útil del capital fijo se ha reducido cada vez más. El resultado es que el costo tecnológico por transferir al producto o servicio ha llegado a tales niveles que ya no es compensado por la reducción en el tiempo (costo) de trabajo necesario para emplear esa nueva tecnología. La tendencia actual por lo tanto es a la baja de la tasa de ganancia debida justamente a la contradicción aparente en la productividad del trabajo: a mayor productividad menos ganancia.
Estamos, en otras palabras, ante el momento en que el desarrollo de las fuerzas productivas (particularmente la tecnología) se torna un estorbo para aumentar la tasa de ganancia, es decir, para dar más vida a la propia relación de producción vigente. Dicho de otro modo, la propia relación de producción existente ya no permite un mayor desarrollo de las fuerzas productivas. Llegó el momento que terminó, en nuestra opinión, la era de las crisis cíclicas del capitalismo y estamos en medio de una crisis sistémica. El capitalismo se encuentra sin posibilidad de generar un nuevo ciclo, es decir, es un capitalismo en agonía. Si la madre de todas las burbujas estallara en esta coyuntura, se revelará la imposibilidad absoluta de un retorno del capital al ámbito productivo dentro de la lógica del capital y con ello revelará también el carácter sistémico de la crisis.
La transición al mundo multipolar podrá subsanar temporalmente la crisis con un keynesianismo de periferias o desarrollismo productivo a nivel mundial (La Ruta de Seda ampliada en diferentes continentes). Es un proceso sostenido a puro crédito, en cuyo proyecto participen eventualmente todos los grandes jugadores, pero aún está por verse si las grandes obras de infraestructura a las que apunten, constituirán un verdadero puente hacia otro ciclo de acumulación de capital, o que más bien revela su carácter improductivo desde la óptica del capital a nivel mundial, al no relanzar la tasa de ganancia por ningún medio en ningún lugar. Nosotros creemos que esto último es el escenario que se impone como el más probable, razón por lo cual las inmensas deudas caerían en default (cesación de pagos) y nos encontraremos no solo ante un cambio de paradigma sino ante la transición a otra civilización. Una crisis civilizatoria puede conllevar también un mundo donde las múltiples civilizaciones que la conforman y conviven, aunque fueron negadas y opacadas por la visión eurocentrista de civilización desde 1770, pueden retornar desde las periferias al escenario de las decisiones para ser parte de una nueva solución. Por ende, el estallo de la ´madre´ de todas las burbujas podría desembocarse en un movimiento popular a escala mundial, reivindicando esa nueva civilización.

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