Guatemala:Alerta antifascista:
Culto a la violencia y difamación de personas honestas atentan contra las prácticas democráticas.
Rosalinda Hernández Alarcón

   El Periódico, 15 de septiembre 2012

La reciente marcha de familiares de militares, muchos de ellos paradójicamente vestidos de blanco, que simboliza la paz, no puede pasar inadvertida o ser valorada principalmente desde el punto de vista cuantitativo, si fueron 200 o mil como dice un columnista. Es importante reflexionar de manera crítica en la realidad actual cuál fue la intencionalidad de la misma, más allá de coincidir o rechazar los discursos que utilizaron esa tarde lluviosa.

 Esto lo digo porque actualmente en Guatemala existe un contexto en el que destaca un gobierno central encabezado por un general, el aumento presupuestario significativo para la institución armada, el establecimiento de nuevos destacamentos militares, las respuestas autoritarias a protestas sociales, la asignación de efectivos del Ejército en comunidades y cabeceras municipales donde existen movimientos sociales opositores a proyectos empresariales, los cuales a su vez tienen el beneplácito gubernamental. Barillas, en Huehuetenango, lo ejemplifica.

 Una vez aclarado lo anterior, también es importante señalar que en cualquier país donde se busque el fortalecimiento de la democracia, el juego de las ideas siempre será favorable, como igualmente lo es la plena libertad de expresión. Ello fundamenta una demanda cada vez más sentida: que las mujeres estén representadas en los medios de comunicación como lideresas y actoras políticas con pensamiento propio que están en diferentes departamentos luchando por sus derechos, no como subalternas de los hombres.

 Las personas que salieron a la calle a defender la inocencia o clamar por la amnistía para varios exjefes castrenses a quienes se les han abierto procesos judiciales por genocidio –lo que sin duda es su derecho–, formaron parte de una manifestación cuyo propósito fue agradecer a los “soldados” y sus acciones contrainsurgentes, a las que según ellos les deben supuestas libertades; es decir, esa marcha tuvo la clara intención de pugnar por un modelo de gobierno que se sustenta en la fuerza militar, obvia procedimientos de diálogo para solucionar demandas sociales y apela a la mano dura.

 Hay que estar alerta, ya que hacer culto a la violencia castrense y al anticomunismo, vanagloriarse de los excesos cometidos por militares durante la guerra y difamar a personas conocidas, entre ellas, varias mujeres defensoras de derechos humanos, tiene rasgos fascistas. De ahí la importancia de expresar solidaridad hacia Marielos Monzón, Iduvina Hernández, Laura Hurtado, Sandra Morán, Claudia Paz y Paz, entre otras. Exigir el acceso a la justicia no es delito, mientras que calumniar a personas honestas sí lo es.

 Nota: adiós a nuestra querida colega Alma Palma. Quienes con ella formamos parte de la Red de Mujeres Periodistas sentimos dolor por su partida y valoramos mucho su fuerza extraordinaria por defender la vida.      

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